Las salinas de la bahía de Cádiz han estado ampliamente establecidas en la zona desde la antigüedad dada las características del terreno que la componen y clima que posee.
Un terreno de playas, planicies fangosas y marismas inundables y fácilmente moldeables por la mano del hombre.
Una condiciones climatológicas muy favorables para este tipo de producción de sal con un gran número de horas de insolación al año, con una temperaturas suaves y con unas precipitaciones moderadas concentradas en otoño e invierno. Más la fundamental actividad del cálido viento de levante los meses de verano que seca los terrenos propiciando la evaporación del agua y la posterior cristalización de la sal.
Visitar las salinas de la Bahía de Cadiz
Ahora se está poniendo en valor este tipo de instalaciones salineras en un orden más turístico, pues además de su actividad principal la extracción de sal de las marismas ofrecen otros tipos de actividades.
Entre estas actividades encontramos visitas guiadas a las salinas, educación, talleres e información sobre el entorno, restaurante en la propia salina y salón de celebraciones. Algunas han llevado la oferta turística un poco más lejos y creado un Spa Salino o incluso un museo. También es posible pasear por senderos acondicionados por las marismas e inclusos paseos en barca o kayak y comprar en sus tiendas productos gourmet relacionados con las salinas.
Algunas de estas salinas son la Salina San Vicente en San Fernando o la casa salinera Salinas de Chiclana.
Localización de las salinas de Cádiz
En la comarca gaditana de la bahía existen dos ejes principales para el movimiento de las corrientes de agua dentro del entorno de la bahía de Cádiz: el río San Pedro, situado al norte de la Bahía, y el caño de Sancti Petri, hacia el sur. En sus cercanía se han constituidos cientos de factorías para la producción de sal, en un pasado muy diferente al que conocemos hoy día.
Las salinas del El Puerto de Santa Maria, las salinas de puerto real, las salinas de San Fernando y las salinas de Chiclana producían miles de toneladas en otros tiempos.
En la sierra también existe una peculiar salina interior que utiliza la misma técnica que estas salinas marinas para conseguir la sal. Solo que aquí el agua viene de un manantial de agua salobre, son las antiguas salinas romanas de Iptuci.
El salinero de la bahía de Cádiz
Las salinas, símbolo de y forma de vida de las gentas de la bahía de Cádiz, han generado un importante legado cultural y etnográfico, representado por el salinero.
Muchas personas trabajaron duramente y sacaron su sustento extrayendo la sal de las salinas de la bahía de Cádiz y todavía podemos encontrar algunos, pero ya es un trabajo marginal.
El trabajo de salinero siempre fue duro y curtía a las personas, pues había que aguantar el calor del sol y su luz cuando se reflejaba en la superficie del agua llegando a ser cegadora. El frío y las lluvias debían ser soportarlos en invierno, además del esfuerzo físico y sufrir la sequedad de la sal en la piel.
Para llegar a ser maestro salinero se requería de muchos años de trabajo y aprendizaje bajo un sol de justicia, el sol gaditano. Algunos entraban desde niño y empezaban conduciendo a los burros, para poco a poco ayudar al maestro salinero y convertirse con el tiempo en uno de ellos al conocer todos los entresijos del oficio.
La extracción de la sal requería de mano de obra suplementaria en los meses de verano cuando los vientos de levante y el sol secaban los caños y era el periodo idóneo para acumular la sal, por tanto gran número de personas se relacionaba con las salinas durante dicho periodo año.
En el invierno el trabajo del salinero seguía en solitario siendo duro pues había que abrir y mantener los caños para que pudiera fluir el agua de mar a ellos que daría como fruto en verano la nueva cosecha de sal.
Varios municipios de la bahía de Cádiz levantan estatuas a estos típicos trabajadores o los recuerdan en calles. Uno de ellos, San Fernando en sus fiestas, la feria del Carmen y de la Sal, elige a la salinera mayor. Aquí se observa la importancia que tuvo el oficio en la ciudad.
Como funciona una salina de la Bahía de Cádiz
Las salinas artesanales siguen trabajando con un antiguo y laberíntico sistema que va canalizando el agua en un recorrido donde se va calentando y evaporando.
De la vuelta de afuera pasa a la compuerta. De ahí, el agua del mar fluye a los esteros, el lucio, las vueltas de retenida, las vueltas de periquillo, los largaderos y, al final, los cristalizadores.
Este sistema para extraer sal utilizaba estanques poco profundos. Mediante canales y compuertas ser conducía el agua de mar para primero alimentar de agua la zona, y luego en el verano con el calor y los vientos de levante hacer que el agua se evaporara y la sal cristalizara.
Historia de las salinas de la bahía de Cádiz
El terreno, el clima y las mareas han hecho de la bahía de Cádiz un lugar históricamente idóneo para la roturación de salinas y obtención del “oro blanco”. Estas condiciones han devenido en también en un importante legado arquitectónico, arqueológico y paisajístico como resultante.
En la Bahía gaditana los fenicios, quienes controlaban el comercio de la sal, fueron los primeros que intervinieron en las marismas formando las salinas. La mano de esta civilización empezó a modelar el paisaje creando unas estructuras sencillas de salinas que tenían un único estanque para permitir la evaporación del agua y la posterior extracción de la sal
A la vez de la construcción de las salinas se fomentaba una industria de salazones por toda la costa de Cádiz, este tipo de factoría de salazones adquirieron gran prestigio durante la época romana con la elaboración de la apreciada salsa romana “garum”.
Aunque en la época árabe se siguió cosechando sal, no empezó a adquirir importancia hasta la llegada del época moderna donde se necesitaron grandes recurso en sal para abastecer las pesquerías de las diversas almadrabas de la provincia.
Las Salinas del El Puerto de Santa María eran la más destacadas en esta época, pero perdieron importancia tras el declive de las capturas.
Con la llegada del siglo XVI y la orden real de acaparar las salinas para la corona y gravar con impuesto el consumo de sal, las salinas de Cádiz comenzaron una buena época pues la sal era comprada por comerciantes extranjeros que estaban exentos de pagar el impuesto y la exportaban por toda Europa.
Durante los años siguiente se vio un continuo aumento de explotaciones de salinas hasta llegar entre los años 1850 y 1936 a más de 160 salinas en explotación en la Bahía de Cádiz alcanzado una cosecha de sal de 250.000 toneladas anuales solo en la comarca, siendo más del 20% de la producción española. Desde la ciudad de cadiz se exportaba a Europa y América.
Pero este boom tuvo su final a partir de los años treinta del siglo XX, donde se inicia la decadencia de la producción de sal en la Bahía de Cádiz, coincidiendo con que América empieza a aprovechar sus propios recursos y el aumento en la utilización de la tecnología del frío y la climatización de los productos pesqueros.
Con el paso de los años esto motivos se acentuarán perdiéndose la actividad casi totalmente en la bahía de Cádiz.
Por tanto la actividad salinera ha pasado de ser uno de los sectores más importantes para la economía de la zona a estar completamente abandonadas.
En la actualidad las salinas, siguiendo la nueva Ley de Costas 1990, están en manos privadas pero protegidas por la Ley de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía con la categoría de Parque Natural.
Salinas del Parque Natural de la Bahia
La creación de salinas ha favorecido el mantenimiento de la rica biodiversidad del espacio que hoy día ocupa el Parque Natural de la Bahía de Cádiz.
Esta transformación de las marismas en salinas, necesaria para la producción de sal, ha resultado tener un impacto positivo para la biodiversidad. Las salinas sirven como lugar donde se refugian y potencian gran número de especias para dar lugar a los ecosistemas de gran originalidad y valor. Esta rica biodiversidad se disfruta en el Parque Natural de La Bahía de Cádiz.
En las salinas y esteros encuentran su alimento diversos crustáceos, peces y aves, entre ellas, los flamencos, que adquieren su color rosado tras alimentarse de la Artemia salina un crustáceo de aguas con altas concentraciones de sal.
Respecto a la flora en las marismas y salinas del parque natural de la bahia de cadiz, se encuentran plantas como espartinas, salicornia y sarcoconia según el nivel de inundación de la zona
Se puede visitar el Centro de Visitantes del Parque para conocer un poco más sobre estas salinas y su historia, fauna y flora.
Despesque pescados de esteros
No podemos olvidar el otro producto de la salina tradicional atlántica: el pescado de estero.
Al entrar el agua en los esteros de la salina, entra también el pescado. Este pescado se cría dentro de la salina y se alimentan de forma natural de las algas y placton de la salina. Se le deja que engorde en el estero, deposito de agua de la salina. Con la perdida de agua del deposito por evaporación o su trasvase a otras zonas de la salina, la pesca de estos peces resulta más fácil y es posible conseguir peces de gran tamaño bien para venderlos o para repartirlo entre los trabajadores. El día decidido para la operación es el día del despesque, donde suele acudir muchos curiosos e invitados a la salina para ver el espectáculo.
Esta técnica es milenaria se ha imitado con la creación de piscisfactorias y son numerosas las multinacionales del pescado que han compraron salinas gaditanas para producir pescado de estero en cautividad con un resultado no tan boyante como esperaban en principio en rentabilidad.